Con el Opel Corsa recien estrenado, el mapa de España y los ahorros iniciamos la andadura.

1|° Salimos por la mañana muy temprano. Decidimos evitar pasar por el centro de Madrid, era nuestra primera vez y nos daba miedo adentrarnos en un caos circulatorio. En Pinto nos desvismos a la izquierda para rodear la ciudad y en Leganés nos perdimos, era la primera pero casi sería costumbre en viajes sucesivos. Una amable maestra a la que preguntamos subió al coche y nos sacó hasta Aravaca, después supimos llegar hasta la N-VI.
Paramos a comer en un restaurante del Puerto de Guadarrama, sopa castellana y cordero para templar el cuerpo porque allí hacia frío y seguimos por la N-VI hasta Adanero donde nos desviamos: N- 403 hasta Valladolid, luego por la N-640 a Palencia. Anocheciendo llegamos a Carrión de los Condes, donde dormimos.
2° - Tomamos por la C-615, paramos a desayunar por el camino en el bar de un pueblito con leche recién ordeñada. Desde Riaño Nuevo pudimos ver las ruinas del antiguo plueblo sumergidas bajo las aguas del embalse. Luego ascendimos el Puerto de Pontón para llegar a Cangas de Onís. Nos encantaba el recorrido entre montañas, prados y "cacas" de vaca. Desde Cangas parte la carretera que lleva al Santuario de Covadonga, paramos en La Huesera a contemplar los buitres. Nos regalamos una fabada muy rica en "el Albergue del Peregrino", después de visitar a la Santina, allí había un cura gordo y colorao que se atiborraba de fabes y vino.

Contentos y un poco achispaos nos fuimos al hotel, un chalet con habitaciones de lujo: bisel encima de la cama, baño de mármol etc.
3000pts. de las de entonces.
3°-Villaviciosa –Gijón
Por el camino nos impresionaba ver la gente con les madreñes y tanta vaca. Paramos en la playa de San Lorenzo , junto a la Escalerona y recordamos a Víctor Mabuel y sus pastorciños. Dimos una vuelta por el puerto y luego, por Luanco y Cabo de Peñas a Avilés (contaminación y aire irrespirable). Rodeando Oviedo continuamos, ya al atardecer, hacia Teverga , se nos hizo de noche justo en el desfiladero de Peñas Juntas, encontramos habitación en un bar de currantes en La Plaza de Teverga (Las habitaciones no tenían llaves porque según el casero “allí no habían ladrones”), cena con jamón y la room 1000 pelas .
4°-Por el puerto de La Ventana (paramos para comprar madreñas) y rodeando Peña Ubiña, llegamos a una aldea, al parar para desayunar conocimos a un abuelo del lugar que nos invitó a un orujo (¡nuestro primer orujo, cómo quemaba!) y a ver su colección de raíces. De vuelta a la carretera recogimos una señora que llevamos hasta San Emiliano. Subimos al lago de Somiedo y verdaderamente que lo daba, y más la boca de mina negra que te encuentras al salir de una curva. Despues fuimos al bosque de Munieillos donde la guía aseguraba que los osos y los urogallos tenias que apartarlos del camino a patadas, Nosotros (sin pase especial necesario) entramos gracias a la benevolencia del guarda y no vimos ni una lagartija (desencanto). De vuelta a la costa, por el camino del Puerto de Leitariegos, por Cangas de Narcea, recuerdo un estanco-tienda-bar donde había de todo, Llegamos a dormir a Luarca a una posada cutre pero barata.
Luarca nos encantó, con su ría y sus puentes y sobre todo la cena que nos dimos en La Casa del Mar (vieiras y otros bichos de mar). La imagen de Luarca era la de una serie de tv que se emitía por aquel entonces y la verdad no nos defraudó.

En el Ferrol vimos una arriada de bandera y una pelea en el puerto y salimos como motos buscando algo más tranquilo, lo encontramos a pocos kilómetros en Pontedeume, fantástico.



7°-Santiago (comimos en un bar de estudiantes nuestro primer pote ¡riquísimo!), Vimos mas cosas, la catedral (cuya impresión me duraría muchos años y muchos viajes) con el museo, el parador y la ciudad bien pateada.
8°- De vuelta al camino, parada en la casa de Rosalia en Padrón, Noia , Villa García , Cambados y la isla de La Toja, con visita a la iglesia de las conchas y las afueras del casino y balnearios. Al atardecer nos fuimos hasta Pontevedra, donde utilizamos por primera vez la que luego sería nuestra droga dura, “la tarjeta de crédito”. Cenamos gambas y otras delicias y la visita a la ciudad brilló por su ausencia, o por nuestra ignorancia.
9°-Vigo, o mejor dicho puerto de Vigo, donde las mariscadoras cogían el barco para ir a su faena a Las islas Cíes, nosotros también queríamos ir, pero alguna circunstancia nos lo impidió.

10°- De un tirón, y rozando casi las murallas de Ávila, nos metimos en el Escorial hicimos una visita guiada, y la escasez de tiempo nos impidió visitar la casa del príncipe; pero eso sí, nos alivió contemplar los mil kilos de losa que impiden la salida al ´´ tío Paco’’ y sobre todo a lo que representó, me refiero al Valle de los Caídos.
Con la llegada a Albacete, a casa de la tía Julia, acabaría nuestro periplo aventurero por este año, mucho tendría que sonar el despertador, y muchas letras nos quitarían el sueño, antes de que llegaran las próximas vacaciones.
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