ANDALUCIA Y ALGARVE S.S 97

SEMANA SANTA. 1997

El viaje siempre comienza semanas antes de la salida, es preciso tener información de los lugares por los que se quiere pasar.
Como siempre, Satur ha preparado minuciosamente el recorrido, estudiando con todo lujo de detalle la información que nos enviaron de la oficina de turismo de Portugal.

JUEVES SANTO, 27 MARZO.
Cuando Satur salió del trabajo yo lo esperaba en la puerta del hospital, eran las 13’45 h cuando comenzamos. Nuestra Serena ha cumplido 63240 kms. Cogemos el camino que conduce a la autopista y no paramos hasta llegar a la gasolinera de Librilla (en Murcia) donde repostamos y estiramos un poco las piernas
La verdad es que a partir de Murcia el tráfico era cada vez menor, y hasta la entrada de Sevilla se mantuvo fluido. Llegamos al camping Sevilla (está cerca del aeropuerto) a 20’10 h. Había mucha gente, pero enseguida encontramos un lugar para nuestra “furgo-casa”. Pedimos información en recepción y nos advierten que la noche más importante de la Semana Santa, “la noche grande”, era precisamente aquella que empezaba entonces y que el último bus al centro de Sevilla salía a Las 21’30 h. En temporada alta hay servicio directo de autobús del camping al centro de la ciudad.
Nos propusimos no perdernos nada. Nos pusimos en marcha de inmediato, preparamos la “furgo-cama” para la vuelta, cenamos, nos pusimos calzado cómodo y nos fuimos a vivir la noche sevillana...
Nada más bajar del bus, nos encontramos con la “entrá = entrada” de una imagen: apoteósico, cómo sonaba la música, cómo bailaban la imagen de la virgen, cómo lo vivían y cómo lo contagiaban. Las calles estaban repletas de gente, mucha gente, en algunas calles como la de Sierpes no se podía ni pasar, el motivo es que por allí pasaban todas Las imágenes y había sillas para sentarse. Apenas era media noche y aquello no daba muestras de haber hecho más que comenzar.
Seguimos paseando y empapándonos de Sevilla, esta ciudad es tan rica y completa que no hay forma de terminarla. En cada calle, en cada rincón, en cada tasca, incluso en cada flor hay una invitación a zambullirse en esta maravillosa ciudad que logra cautivar a todo el mundo.
Anduvimos mucho, decidimos quedarnos en la plaza de la Catedral, por donde nos dijeron que por este punto pasaban todas las imágenes y millares de nazarenos.
Nos hacía mucha gracia oír discutir al personal expresando, con esa pasión que sólo saben expresar ellos, la simpatía que tienen por la “Trianera” o por la “Esperanza Macarena” o por el paso del Silencio o el Gran Poder...
Bueno, pues en la plaza de la Catedral vimos pasar a los tres pasos más importantes: el Silencio, el Gran Poder y la Macarena. Entre paso y paso, como tardaban mucho tiempo nos íbamos a repostar a los chiringuitos de los alrededores, y no éramos los únicos...
Volvimos en taxi a Las 6’30 de la madrugada, tras el paso de la “Macarena, Guapa” que llevaba unas tres horas de retraso sobre el horario previsto.
Bus: 200 pts –trayecto. Taxi: 1800 pts.

28 MARZO, VIERNES SANTO
Nos levantamos a las doce. Hacía calor. Una duchita antes de comer, calzado cómodo y pa Sevilla otra vez: Plza España, Parque Mª Luisa, Torre del Oro, aledaños de la Maestranza, Puente de Triana, donde vimos el paso de una cofradía... entre paseo y paseo hacíamos un alto en el camino; parada para tomar un helado o algún refresco y descansar un poco. La emoción de encontrar nuevos rincones que no conocíamos, descubrimos por casualidad la Plaza del Cabildo, una plaza interior muy original, redonda y arqueada. Y seguimos andando, justo en la calle Santander nº 15 nos topamos con una tasca: “BODEGÓN TORRE DEL ORO”, es original, estupenda, con un ambiente embriagador y unas tapas que quitan el “sentío”... (nos acordamos de mi hermano, pues las paredes están plagadas de carteles de toros y fotos de toreros, seguro que le gustaría venir aquí). Nos tomamos unas raciones de calamares, chipirones, cazón en adobo con unas cervezas =2550 pts. ¡Buenísimo!
Volvemos a Las 10’30 de la noche, totalmente derrotados de tanto caminar, pero satisfechos porque Sevilla siempre merece la pena.
Camping: 3540 pts.

SÁBADO, 30 MARZO.
Salimos del camping a Las 9’45 h. en dirección a Huelva, pero camino de Portugal. En la frontera cambiamos algo de dinero. Anduvimos por la autovía nueva hasta su terminación cerca de Lagoa, donde hay un parque de animales “Zoomarine”. La entrada 2.150 escudos, cada uno, lo mejor la actuación de las focas y los delfines. Comimos dentro del parque unos bocatas para no perder tiempo.
Nos desviamos al interior, hacia Siles donde visitamos el castillo (500 esc.) y la iglesia en la que ensayaba un coro de niños que trasmitían paz con sus cánticos; poco más que destacar del pueblo. Seguimos ascendiendo hasta Monchique, el pueblo más alto del Algarve, anduvimos por sus empinadas calles, el pueblo es pequeño. Lo mejor: el pórtico anudado de la iglesia.
Buscamos luego la tasca “Barlefante”, recomendada en la guía por sus tapas que quisimos probar para darle la razón: unas tortitas saladas y una especie de croquetas con sabor a pescado muy buenas que acompañamos con cerveza.
Nos vamos recorriendo la planicie en busca del camping “Vale da Telha”, un poco dificultoso de encontrar porque se nos hizo de noche y la carretera estaba en obras. Preguntamos varias veces antes de llegar y como siempre la gente es atenta y estupenda, un chico nos guió con su coche. ¡Gracias por la amabilidad! En el camping había poca gente.
Camping: 1440$

DOMINGO, 30 MARZO.
Recogemos y después del desayuno comenzamos a descender bordeando la costa, zona de urbanizaciones vacías y viento fresco del Atlántico. Paramos en Vila do Bispo, hasta donde nos llevó una pésima carretera. La única recomendación monumental de la guía era la iglesia, pero estaba cerrada y el bar que menciona estaba medio dormido y ni siquiera tenía café. Lo que sí había eran muchos ciclo-turistas y fuerte viento.
De allí a Sagres camino del Cabo San Vicente –“el fin del Mundo” en alguna época pasada. Está rodeado de escarpados acantilados que arropan este saliente que se asoma al Atlántico y que azota con fuerza el viento. Colgados de ellos habían unos pescadores que parecía se tragaba el mar de un momento a otro, ¡están locos estos portugueses! Visitamos una fortaleza en Belixe, otra en Sagres con buenas vistas y algunos turistas, nos quedamos a comer en Sagres, en ”A Tasca”, lo recomienda la guía, frente al puerto, un restaurante original decorado con miles de botellas en las paredes y langostas vistosas en una pecera, 4600$ por 2 menús.
Por la tarde visitamos Lagos, un bonito pueblo amurallado con un castillo –fortaleza, que visitamos. Compré dos azulejos de recuerdo y me traje una piedra del lugar. Aquí nos ahorramos 5000$ que nos perdonó el guardia por una multa de mal aparcamiento (¡muchas gracias!, nos lo gastaremos a su salud).
Luego a Portimao, aparcamos en el centro, dimos un paseo por las calles peatonales donde se concentra el comercio y pasea la gente, aunque como es domingo todo estaba cerrado. Llegamos paseando hasta el puerto y nos hicimos fotos en una plaza que tenía bancos de azulejos.
Terminamos el día en Albufeira, cuando llegamos estaba anocheciendo. Había mucha gente y poco sitio donde aparcar. Es uno de los pueblos con más encanto del Algarve, calles peatonales con subidas y bajadas, muchos chiringuitos, tiendas, bares, música, colorido, alegría, y una gran playa; pero ya estaba tan oscuro que no pudimos disfrutarlo y las fotos no se ven.
Buscamos el camping más cercano, que estaba a 2 km., se llama Albufeira y es con diferencia, el mejor de los que encontramos en todo el Algarve, muy grande y con muchos servicios, cenamos en su restaurante una rica “Cataplana”, que es una cazuela de mariscos un poco picante, la acompañamos con un par de botellas de vino verde y una copa de aguardiente de madroños que quemaba el esófago... total 6.500 esc.
Aquella noche dormimos como angelitos

LUNES, 31 MARZO.
Sorpresa matutina, al ir a pagar la estancia del camping me piden justo la mitad de lo que pone la tarifa oficial, ¿cómo? Si, si, estaba reducida al 50% justo en aquella época, total = 1.380 esc. ¡Muchas gracias!
Nos dirigimos a Faro con el propósito de parar en algún sitio a comprar vino, pensábamos encontrar alguna bodega a las afueras de la ciudad; pero finalmente encontramos un supermercado donde había vinos y nos compramos 3 cajas de vino verde para alargar el sabor de Portugal a la vuelta y obsequiar a los amigos.
Faro es una ciudad grande, nos orientamos por el itinerario que propone la guía y casualmente aparcamos junto a la Catedral que estaban a punto de cerrar, nos apresuramos a visitarla. De la ligera visita poco que destacar, acaso unos azulejos pintados en el siglo XVIII, según nos dice la guía. Recorrimos la zona antigua amurallada, una zona peatonal con mucho bullicio, tiendas y restaurantes que incitaban a pecar a unos turistas cansados y, como somos débiles, decidimos buscar cobijo al paso por “Adea Rocha”. Entramos, la tasca era un poco cutre pero ofrecía un arroz con marisco riquísimo. La carta decía para dos personas pero allí comían al menos 4, total: 4.600 esc.
Con energías renovadas visitamos luego “la capilla de los huesos” que se encuentra dentro de una bonita iglesia (ahora no recuerdo su nombre).
Paramos luego en Olhao y visitamos el barrio de pescadores, que nos decepcionó bastante porque está muy deteriorado. Pasamos por los mercados de flores y pescado que vimos de reojo porque estaban cerrando.
Directamente a España, hasta Ayamonte, pueblo grande y blanco, al fondo está Isla Canela llena de barquitos y pescadores de vuelta de la faena, allí contemplamos un atardecer estupendo. De allí a Isla Cristina donde acampamos, camping Giralda, casi vacío.


MARTES, 1 ABRIL.
Antes de marchar visitamos las dunas y la gran playa que hay frente al camping, mucho viento; pagamos la factura: 1855 pts.
Huelva: ciudad con pocos monumentos, catedral casi imperceptible, una alameda y muchos bares con tapitas y cerveza. Posiblemente le dedicamos poco tiempo para saborearla.
La Rábida: gran complejo con muchas cosas para visitar, zonas verdes, ¡bien! Vimos el recinto de Las Carabelas, el Monasterio y un poco el parque; aquí hay que ir con mucho tiempo y ganas de andar.
Camino de Matalascañas, la carretera discurre entre grandes dunas de arena, estaba casi todo cerrado y sin vida, nada que ver con el bullicio del verano.
En el camino hacia “el Rocío”, paramos en el observatorio del Acebuche y, como es normal, no vimos apenas nada. Lo que nos sorprendió fue la imagen que nos ofrecía la aldea del Rocío: verde, agua, marismas, animales, arena, blanco inmaculado,... estaba distinto a dos años atrás. ¡ Es impresionante el montaje que hay allí!
El tiempo en esta parte del recorrido nos cundió más de lo previsto, así que decidimos avanzar camino hasta que nos abatiera el cansancio... y así llegamos hasta un camping cercano al cruce de Antequera: ”Saido” que sólo recomiendo si es estrictamente necesario.

MIÉRCOLES, 2 ABRIL.
Decidimos aprovechar el día que nos restaba, paramos en Santa Fe, símbolo del final de la época Nazarí que tanto gusta a Satur, poco que ver aquí. Alrededor de la plaza de España: iglesia, museo que sólo abre de 5 a 8 de la tarde, la fachada del ayuntamiento de estilo mudéjar y 3 puertas de acceso a la población, recién restauradas.
Dirección a la costa de Granada, con obras en la carretera, el paisaje de la costa es, cuanto menos, curioso, los plásticos de los invernaderos llegan hasta la misma arena de la playa. En Adra comienza la autovía. Comimos poco antes de llegar a Mojácar, pueblo empinado que no conocíamos y que, seguramente, habíamos magnificado demasiado,
A la vuelta visitamos a María que estaba ingresada en el hospital de “Los Arcos”, en San Javier (Murcia).
Volvemos a Benidorm ya de noche, ¡estamos en casa!
El jueves 3 de abril nació su hija, María, la sobrina de Satur y ahijada de los dos.

YUGOSLAVIA NAVIDAD 90/91

Cuando le dijimos a la chica de la agencia de viajes que queríamos ir a Yugoslavia nos miró por encima de las gafas para asegurarse de que había entendido bien, ¿a Yugoslavia en invierno?, ¿Y qué se os ha perdido allí?
-Pues aún no lo sabemos, pero seguro que alguna cosa interesante habrá.
Una vez confirmado que era posible salir el día 21 de diciembre y regresar el día 4 de Enero, reservamos vuelo y estancia en Dubrovnik (“La Perla del Adriático”) durante las 2 semanas de Navidad. Ahora tocaba conseguir información del lugar, pero las guías de entonces eran escasas, conseguimos encontrar en Alicante la guía Delta de Yugoslavia y un mapa de carreteras de Plaza & Janes que nos dieron una idea de en qué ocupar el tiempo que pasaríamos allí, teniendo en cuenta que era invierno y los días cortos.

Día 1.- 21 D. EL VIAJE DE IDA
Nos tocó ir a Barcelona a coger el avión, en el aeropuerto recogimos la documentación y facturamos hasta Dubrovnik. Era la primera vez que salíamos de aquella manera y nos tocaba hacer 2 escalas: en Zagreb y en Belgrado y sin saber ni papa del idioma. Íbamos como niños con zapatos nuevos, nerviosos y observando todo lo que acontecía a nuestro alrededor.
Aterrizamos en Zagreb y no tuvimos que bajar del avión, cosa que nos alegró. Nuevo despegue hasta Belgrado, aquí si nos bajamos y esperamos durante más de 2 horas; ya estábamos a punto de tomar el vuelo cuando nos dicen que hay que pagar las tasas en la otra parte del aeropuerto… Nos tocó correr, preguntar mil veces hasta que por fin conseguimos llegar al lugar correcto, tras suplicar, más con gestos que con palabras, nos dejan colarnos y nos aceptan los dólares, corrimos luego otra maratón para no perder el avión.
Llegamos a Dubrovnik ya de noche, allí no había nadie esperándonos como nos habían asegurado en la agencia. Otro subidón de adrenalina. No se explicar cómo ni cuándo apareció un señor al que mostramos los documentos, nos hizo señas para que le siguiéramos hasta un cuarto donde estaban nuestras maletas, luego nos abrió la puerta de un taxi, habló con el taxista y tras una hora de viaje nos dejó en la puerta del Gran Hotel Park. Nos asignaron una habitación y nos pasaron al comedor donde nos habían guardado una cena fría, de allí nos fuimos a dormir.


Día 2.- 22 D. DUBROVNIK
Nos despertamos tarde y un poco confusos, la hora del desayuno había pasado. Satur se fue a buscar cambio y comprar algo que llevarnos a la boca. Volvió al rato con una millonada de dinares que había cambiado en una oficina de correos y zumo y pastelitos. Nos alistamos para ir a descubrir la ciudad y pronto nos dimos cuenta que los precios eran astronómicos: el billete de bus urbano valía 100000 dinares.

Vista de Dubrovnik
Justo enfrente de la Puerta Pile, acceso a la ciudad vieja, estaba la oficina estatal de turismo Atlas (en aquel momento todo se coordinaba a través de ella pues las mayoristas no tenían representantes), allí conseguimos alguna información.
Recorrimos muy despacito parte del centro amurallado de la Ciudad Patrimonio de la Humanidad, en aquellos momentos estaban terminando de restaurar las murallas. Entramos por la Puerta Pile y nos quedamos boquiabiertos al encontrarnos de frete el Fuerte de Onofrio, el Monasterio Franciscano y “Placa”, qué maravilla, cada rincón merecía una foto aunque entonces éramos más cautelosos disparando la máquina.
Aquel año era el primero después de mucho tiempo que se celebraba oficialmente la Navidad y había fiesta en la calle, cantos y danzas folclóricas. Las iglesias estaban a reventar, nos llamó la atención ver a tanta gente joven en ellas. Visitamos la Iglesia-Convento de los Franciscanos y la Catedral; en la Plaza Luza había un escenario con música y bailes y en la Plaza del mercado muchos puestos de frutas variadas y flores. Comimos en la terraza de un bonito restaurante porque hacía un día espléndido. El dueño hablaba italiano y se enrolló a hablar con nosotros, nos explicó que no había mucho turismo aquel año por la agitada situación que se estaba produciendo en el país, Eslovenia quería la independencia y Croacia también. Nosotros ignorábamos que las cosas estuvieran tan mal como nos contaba, la verdad es que no teníamos mucha información al respecto.
La sobremesa se extendió charlando con este hombre. Nosotros paseamos por las callejuelas cercanas hasta salir de las murallas y llegar a la parada del bus para volver al hotel y curiosear por los alrededores.
En la cena nos dimos cuenta que éramos los únicos españoles allí.

DÍA 3.- 23 D. DBRUVNIK
Después del desayuno nos alistamos para volver a seguir descubriendo rincones de “La Perla”. Compramos una guía de Dubrovnik en español que encontramos en una librería junto a la oficina de Turismo y volvimos a entrar por Pile. Llegamos paseando hasta el puerto para admirar la ciudad de frente. Hacía un día soleado y apetecía el paseo, recorrimos el trazado por encima de las murallas para admirar la ciudad vieja desde las alturas. Seguimos callejeando detenidamente tratando de saborear cada rincón hasta la hora de comer, cosa que hicimos en la pizzería París situada en una callejuela cercana a Prijeko.
Salimos de la ciudad vieja por la Puerta de Ploce y bordeamos las murallas, en le recorrido pudimos observar que ya estaban casi terminadas de restaurar, apenas quedaba un poquito de la Torre Minceta. Había un gran cartel con el símbolo de La Unesco. El recorrido terminó en la Plaza Pile, de donde salía el bus para volver al hotel.
*En abril del ’91 comenzó la guerra y unos meses después bombardearon Dubrovnik y destruyeron parte de aquellas Murallas, ese día lloré, en estos momentos que escribo (2008) todavía me emociono al recordarlo.

DÍA 4.- 24 D. GRUZ Y LAPAD
Tomamos el bus que nos dejaría en Gruz, parte de la zona turística donde se asientan hoteles, tiendas, restaurantes y demás. Llegamos hasta el Hotel Petka que nosotros elegimos y que permanecía cerrado. Curioseamos las tiendas de recuerdos y compramos un casette de música folklórica, admiramos la bahía que ofrecía bonitas vistas con casas elegantes y una costa abrupta llena de vegetación y volvimos andando hasta la Península de Lapad que era donde se encontraba el hotel Park, un largo recorrido bordeando la bahía y parte de Península que nos dio una idea de la gran extensión y lo turística que era la zona.
Derrotados, tras la caminata fuimos directamente a preguntar a recepción por un coche de alquiler, ellos encantados nos facilitaron todo lo necesario y finalmente contratamos por 2 días un W. Golf que costó 87$ = 1865000 Dinares, que traducido a pesetas eran unas 9000 x día ¡carísimo!
Aquella noche, mapa en mano, preparamos la ruta de los 2 días siguientes.
En la cena de Nochebuena cantaron villancicos en inglés y alemán.

DÍA 5.- 25 D. KOTOR, CETINGE, P.N. LOVCEN
Salimos muy temprano hacia el sur. Justo un poco antes de llegar a Herceg-Novi entramos en Montenegro, paramos allí para admirar sus maltrechas murallas y descubrir lo que queda del Fuerte Español que levantaron unos paisanos hace muchos siglos y que aprovecharon después los turcos. Desde un mirador se ve como su silueta recorta la bahía que forma la costa el este lugar, poco mas que destacar. Seguimos ruta bordeando la costa y poco a poco se va dibujando la Boca como un embudo con la defensa de dos montañas, una a cada lado. Desde Kamerani, en un mirador que hay junto a la carretera se ve perfectamente.

El día está gris y el paisaje parece todavía más temerario. Llegamos por fin a la zona más estrecha, allí dejamos la carretera principal, que continúa gracias a un ferry, y tomamos una secundaria que discurre por la misma orilla del agua en la margen izquierda y que permite admirar el fiordo en toda su extensión. Seguimos despacito y paramos a cada rato para hacer fotos del paisaje y de los pueblos que van apareciendo: Risan y Perast desde donde se ven dos islitas, una natural que tiene un monasterio rodeado de árboles (Sveti Djordje “San Jorge”) y otra que es artificial construida para albergar una gran iglesia dedicada a la “Virgen de las Tijeras” (Gospa od Skrpjela) ¡Toma ya!
El día se empeora, hace frío y llueve, lo más normal para esta época del año; pero claro, esto nos impide disfrutar del paseo por las poblaciones que encontramos en el camino, como nos sucedió en Kotor. Esta cuidad, declarada Patrimonio de la Humanidad, está rodeada por unas impresionantes murallas construidas en la escarpada montaña que cobija la villa. Desde abajo se ve cómo sobresale un templo con una gran torre.
Iniciamos el ascenso que nos lleva a un punto alto desde donde hay unas impresionantes vistas de la poblada bahía que forma el fiordo, es un recorrido que no hay que perderse. La carretera en dirección a Cekonge se empina y aparece la nieve, bordeamos el Parque Nacional Lovcen, el cruce de la carretera que conduce a su interior está próximo a Cetinge. Nos adentramos unos kilómetros y encontramos verdaderas postales navideñas, está nevando y blanquean los tejados en las casas de las aldeas que nos vamos encontrando, el camino se vuelve peligroso y no llevamos cadenas, una lástima no poder seguir porque nos ha encantado lo que hemos visto pero a partir de aquí la carretera se estrecha y hay mucha nieve. Tenemos que descender a la carretera de la costa. Pasamos por las afueras de Cetinge sin detener el coche, buscando la carretera de Budva que desciende hasta la costa, nos acercamos hasta San Stefan, una islita rocosa y plagada de construcciones unida a tierra firme que se recorta en el plateado mar del atardecer, no entramos porque era tarde (hay que pagar para visitarla). Volvemos a Budva donde vimos esconderse el sol de aquel día tan ajetreado y tomamos la ruta de vuelta. Nos detuvimos en Tivat antes de tomar el ferry para cruzar “La Boca” y llegar tardísimo al hotel. Un día intenso, lástima que no nos acompañó el sol.

DÍA 6.- 26 D. KORCULA, MOSTAR
Madrugamos para aprovechar el día, vamos hacia el norte dirección Split, al pasar Donta Osli tomamos el desvio a Ston, ciudad de corte medieval con calles empedradas y custodiada por unas murallas, que se encuentra justo en el istmo de unión de la Península de Peljesac. Cruzamos toda la península hasta Orebic donde está el embarcadero del ferry que nos lleva en unos 20 minutos a Korcula, la ciudad que da nombre a la isla y que vio nacer a Marco Polo, sólo por estar frente a su casa queríamos ir allí. Un casco viejo medieval rodeado de murallas, muy bien conservado y plagado de palacios, fortificaciones y edificios vistosos. La Casa de Marco Polo está en una callejuela cerca de la Catedral, sólo una placa en el exterior señala el lugar; pero estar frente a los muros que cobijaron a tan importante viajero nos emociona. Las aventuras de este personaje son tan extraordinarias…
Desandamos el camino hasta Donta para tomar la carretera principal otra vez rumbo norte, en Opuzen desvío a la derecha hacia Mostar. A unos 10 kms del cruce salimos de Croacia y entramos en Bosnia-Herzegovina. La carretera acompaña al Río Neretva, que queda a nuestra izquierda en todo el recorrido, de cuando en cuando su cauce ofrece bonitas vistas. Nos detenemos en Pocitelj a fotografiar una gran mezquita custodiada por el pueblo, que ha sido construido de forma escalonada sobre una colina, bonita panorámica del conjunto con minarete y cúpula destacando.

Al acercarnos a Mostar vemos de lejos su Puente Viejo, símbolo de ciudad, que fue construido en el siglo XVI con una curiosa argamasa en la que mezclaron sólo huevos y pelos de cabra; parece que el arquitecto confiaba poco en el ungüento y salió despavorido en cuanto concluyeron las obras, sin embargo supo mantenerse en pie hasta meses después de nuestra visita que fue bombardeado en aquella fatídica “Guerra de los Balcanes”.
Comenzamos el recorrido en la parte alta donde destaca la antigua iglesia ortodoxa, desde allí se ve casi toda la población, aquel barrio parece moderno, con edificios de estilo “Unión Soviética”: líneas rectas sin ornamentación y poca gracia.
Descendemos andando hasta llegar a una plaza que tiene instalado un mercado junto a una mezquita, allí compramos algo de fruta. La vestimenta de vendedores y compradores nos aseguran que estamos en el barrio musulmán. Nos gustó el colorido y el bullicio del bazar.
Seguimos callejeando hasta el Puente Viejo, que cruzamos con emoción al saberlo tan “importante”, una vez en el otro lado nos pareció haber cambiado de ciudad, la calle principal ofrece un aspecto limpio, uniforme, numerosos escaparates y vistosos comercios.
Cuando volvíamos a buscar el coche visitamos una iglesia rodeada de jardines, la de los franciscanos…
*Al escribir sobre Mostar siento algo especial. Precisamente, para nosotros, lo más curioso y llamativo de la visita fue encontrar gente de culturas tan dispares conviviendo en paz. Nos recordaba al Toledo de las tres culturas. Ignorábamos entonces que aquel “detalle” era el principal motivo que desencadenaría una guerra que obligó a desplazarse a muchas personas para evitar la muerte. El nombre de esta cuidad lo hemos oído demasiadas veces, por desgracia, durante años.
Nuestra intención era seguir e intentar llegar hasta Sarajevo pero era demasiado tarde y aquella noche teníamos que devolver el coche, así que, decidimos volver. Disfrutamos del atardecer en un paraje solitario de la bahía de Ston.

DÍA 7.- 27 D. Descanso en DUBROVNIK
Amaneció un sol tímido entre nubes. Nos tomamos un día de relax con la intención de buscar por nuestra cuenta un coche de alquiler que nos resultara más económico. Salimos por la mañana en su busca y en una casa de alquiler, que quedaba cerca del hotel, contratamos un 4L para 3 días por un precio razonable: pagamos por todo el costo de un día del Golf. Para celebrarlo nos fuimos a una terraza, que ya teníamos controlada donde por 200 pelas al cambio, nos tomamos dos pivo “cerveza” y una docena de ostras. Comimos en un comedor popular recomendado por la guía donde hubimos de quitar con la uña a los platos restos de comida del día anterior, así y todo el puré de patata con bacalao, no estaba nada mal. Nos quedamos hasta tarde para ver el ambiente y la iluminación nocturna.


DÍA 8.- 28 D. TREBINGE, NIKSIC, TITOGRADO
Amaneció un día lluvioso. Apenas había amanecido cuando salimos del hotel para recoger el coche. Tomamos dirección Trebinge, pero apenas salimos uno de los limpiaparabrisas se desprende y sale disparado a la cuneta, tuvimos que volver para que lo arreglaran. La solución fue rápida, lo amarraron con cinta adhesiva, no nos convencía mucho el remedio pero no había otra cosa. Habíamos recorrido unos pocos kilómetros cuando encontramos un indicador que anunciaba que entrábamos en Bosnia-Herzegovina. El paisaje desolado que acompaña al camino es de rocas gastadas por la erosión. Nos cruzamos con una caravana de coches y camiones del ejército repletos de soldados, cosa que nos chocó, porque eran muchos. En cada cuartel, aeropuerto o edificio oficial había un gran cartel prohibiendo hacer fotos, cosa que nos intimidaba un poco.
En la ciudad aparcamos junto a un gran parque desierto y, cobijados por paraguas, nos fuimos a recorrer el centro de la misma. La lluvia empobrecía aún más una ciudad sin sustancia pero nosotros queríamos encontrar algo que destacara. Cansados del paseo repusimos fuerzas en un pequeño bar-restaurante, grisáceo como el día, nos trajeron la carta pero estaba sólo en cirílico, así que, elegimos al azar lo que nos pareció; notamos que los precios eran menores que en Dubrovnik y que por allí andaban pocos viajeros.
De Trebinge nos dirigimos a Niksic, poco que destacar del camino. Lo que nos llamó la atención fue ver muchas casas de reciente construcción sin terminar. Luego supimos que un terremoto asoló toda esta zona hasta la costa y mucha gente se quedó sin casa.
Poco antes de llegar a Niksic, ya más despejado, nos encontramos con un lago y el curso del río Zeta, que discurre entre montañas, envuelto en niebla. La imagen que nos ofrecía nos pareció curiosa, la recordamos con una foto. De la ciudad no tenemos un recuerdo nítido porque pasamos por ella sin pena ni gloria, reconozco que había poca información, la guía la menciona sólo como ciudad en el camino entre Foca y Titogrado.
La carretera secundaria a Titogrado va por la orilla del río acompañado de una zona arbolada pero es estrecha y lenta en algunos tramos, a mitad de camino buscamos la carretera principal para aligerar la marcha.
Conforme nos acercábamos a la ciudad nos dimos cuenta enseguida que se trataba de una gran ciudad industrial, con unos barrios periféricos grisáceos de edificios sucios y feos, todos iguales, el típico estilo soviético. No nos gustó nada y pasamos de largo, en parte también porque era tarde y nos quedaban muchos kilómetros de vuelta.
Tomamos la autopista dirección Cetinge y sólo hicimos una parada cerca de Rijeka para contemplar unas enormes salinas que se extienden hacia el sur. Cuando llegamos al hotel ya era de noche.
En la cena hubo más ruido que de costumbre, había caras nuevas y oímos hablar en español, Ya no éramos los únicos…
Con lo que a mi me gusta la cháchara y tantos días de secano, no dejé pasar la ocasión. Encontramos una pareja perdida por los salones y las dije si buscaban alguna cosa y bla, bla, bla, nos enrollamos a charlar con ellos toda la velada.

DÍA 9.- 29 D. VUELTA AL PARQUE LOVCEN
Amaneció un día radiante y Satur cambió de planes enseguida, quería volver a ver la nieve y recorrer el Parque entero. Desayunamos rapidísimo y enfilamos dirección Kotor, pero esta vez por la carretera principal.
Hicimos todo el recorrido del parque, parando a cada rato para hacer fotos y pisar la nieve, era un espectáculo que nosotros vemos poco porque en Benidorm nunca nieva. Subíamos un puerto y un tramo de camino era muy estrecho, sólo cabía un vehículo por entre la barrera de más de un metro de nieve a cada lado. El 4L de momento iba respondiendo, Satur no quería parar la marcha para evitar que patinase. Estábamos tensos y conteniendo la respiración, subía poco a poco pero de repente en la cumbre apareció el morro de un autobús y nos paralizamos todos, Satur tocó el freno y ya no hubo manera de reanudar la marcha. Tuvimos que volver marcha atrás un montón de kilómetros hasta llegar al llano donde ensanchó la carretera, allí nos cruzamos con el bus, descansamos un poco y respiramos hondo para relajarnos y tomamos otra vez la misma ruta pero con más decisión, y lo conseguimos. El paraje nos encantó.
Visitamos Cetinge, una ciudad plagada de nieve, con edificios bajos y rectilíneos, algunos pintados de colores suaves. Pero todo lo vimos desde el coche porque yo me resbalaba en la nieve helada, de hecho al bajar resbalé, me di una leche de campeonato y quedé debajo del coche.
Bajamos luego a la costa y aquella tarde recorrimos pausadamente la bahía de Cavtat, un agradable paseo junto al mar entre hoteles y mucha vegetación que nos dio una idea de lo turística que es esta zona, aunque nosotros, acostumbrados a las playas de por aquí, aquella nos pareció ridícula. Hay costa pero apenas hay una “playita” de arena playa.
De vuelta a Dubrovnik, subimos en coche hasta el mirador que hay en el monte Brdo Srdj, al que llega el teleférico, para admirar las impresionantes vistas de la ciudad custodiada por las islas.
Una vez en el hotel volvemos a encontrarnos con Jose y Mª Pau, que así se llaman nuestros amigos, aquella noche cenamos en la misma mesa y les invitamos a venir con nosotros al día siguiente.


DÍA 10.- 30 D. P.N. DURMITOR, hasta FOCA
Salimos los 4 temprano, como cada día, por la nacional 20 en dirección a Trebinge. No lo tengo muy claro, pero creo que tomamos el desvío de la derecha hacia Niksic y aquí una carretera secundaria que une esta ciudad con Foca y que llega hasta las inmediaciones del Parque Nacional Durmitor, Patrimonio Natural de la Unesco. (Me guío por las fotos que tenemos de aquel día) Empezamos Pronto a ver la nieve, conforme avanzamos el paisaje nos muestra aldeas de postal navideña, árboles desnudos y montes agrestes que se estrechan de cuando en cuando en espectaculares gargantas, los túneles que los atraviesan están cincelados en la piedra. A unos 40 kms, que transcurrieron muy lentos por el pésimo estado del camino, nos adentramos en el parque por una carretera sinuosa y difícil para nuestro coche, así que no pudimos hacer todo el recorrido.
Comimos en un restaurante, que encontramos en el camino, un cordero al horno con patatas, buenísimo y barato, acertamos por casualidad ya que sólo hablaban “yugoslavo” y nos entendimos por mímica, lengua universal.
Seguimos hacia el norte paralelos al río Piva, que lleva unas aguas color turquesa intenso y se encajona en unas profundas y temerarias gargantas abrumadoras. No sabíamos que el camino que nos quedaba hasta Foca era más sinuoso, estrecho y en algunos tramos sin asfalto, aunque bien es verdad que ofrecía muchas emociones para la vista y para el corazón, sobre todo cuando había que atravesar el río por aquellos puentes de madera que parecía caerían a nuestro paso.
Cuando llegamos a Foca estaba totalmente oscuro, habíamos hecho muy pocos kms de media a la hora, posiblemente menos de 20. Respiramos aliviados al enfilar la carretera nacional que va directa a Dubrovnik.
Llegamos cansadísimos al hotel, mas por la tensión acumulada que por otra cosa y devolvimos el coche, decididos a tomarnos descanso al día siguiente
DÍA 11.- 31 D. Paseo por DUBROVNIK con Jose y Pau:
Anduvimos todo el día de paseo por Dubrovnik con nuestros nuevos amigos y descubrimos que, como a nosotros, los habían cambiado de hotel a última hora. Agradecemos este cambio porque por ello nos encontramos y nos seguimos encontrando hasta hoy.
Aquel día lució un sol radiante y lo disfrutamos muchísimo.
Una jornada tranquila para recargar pilas y prepararnos para despedir el año y comenzar con energía el Nuevo: 1991
La cena especial de Nochevieja la compartimos con Jose y Mari Pau, hubo música y brindis con algunos compatriotas.

DÍA 12.- 1 E. Empezamos 1991 descansando
Como nos acostamos tarde la noche anterior no quisimos comprometernos con nadie. Por la tarde nos fuimos a ver la fiesta de Año Nuevo al centro, había música y ambiente festivo por las adornadas calles. A pesar del fresquito, había mucha gente por ellas, familias enteras con niños contentos. Quién nos iba a decir a todos, que cuatro meses después, comenzaría una guerra que les rompería sus sueños.
Nos quedamos hasta tarde.
DÍA 13.- KOTOR otra vez.
Jose y Mari Pau nos invitaron a ir con ellos a Kotor, habían alquilado el coche que nosotros dejamos, y como no había otra cosa mejor que hacer y el lugar nos había gustado tanto, les aceptamos la invitación.
Esta vez sólo llegamos hasta Kotor y descendimos hasta la costa, visitando Budba. La vuelta fue haciendo paradas de cuando en cuando para contemplar las diferentes bahías que forma la costa. A pesar de la distancia fue un día tranquilo.
Por la noche nos reunimos en nuestra habitación con José, Pau y otras parejas de españoles y nos tomamos una botellita de Maraskino (riquísimo licor de guinda muy popular en Yugoslavia)


DÍA 14.- De compras por GRUZ
Nos tomamos el último día de estancia para ir a comprar algunas cositas de recuerdo a la zona de Gruz. Ya habíamos descubierto los primeros días que estaba plagada de comercios para turistas.

DÍA 15.- VIAJE DE VUELTA
Después del desayuno nos llevaron al aeropuerto con todo el grupo de españoles, pagamos las tasas, hicimos los trámites pertinentes y subimos al avión que nos llevaría a Zagreb; allí hicimos escala y tomamos otro avión que nos trajo a Barcelona. Nos despedimos de Jose y Mari Pau con la promesa de volver a vernos. Con nosotros vino una pareja que vive en Altea, él se llama Luis y ella ni me acuerdo…
Jose y Mari Pau, cariñosamente les llamamos “Los Nanos”, viven en Valencia y seguimos en contacto telefónico y al menos nos visitamos una vez al año. Es el mejor “recuerdo” que tenemos de aquella aventura.